Bizcocho Esponjoso

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    Cómo Conseguir un Bizcocho Esponjoso




    Si queremos conseguir que nuestro bizcocho casero nos quede muy esponjoso una vez preparado, hay ciertos trucos o consejos que debemos aplicar durante la preparación de la receta, desde la selección de ingredientes hasta el horneo del bizcocho.

    Hay que tener en cuenta que algunos bizcochos pueden ser más esponjosos que otros, debido a los ingredientes que se empleen en su preparación y a la cantidad de los mismos, por lo que no siempre vamos a poder obtener bizcochos muy esponjosos. De todas formas vamos a daros esos consejos y truquillos a los que hacíamos referencia antes:





    • Algo básico para obtener un bizcocho bien esponjoso es separar las yemas de las claras de los huevos, algo sencillo de hacer. Simplemente tenemos que romper la cascara del huevo y echarlo en una mano, con un recipiente debajo, en el que iremos dejando caer la clara, y manteniendo la yema del mismo entre nuestros dedos. Cuando la clara se haya separado por completo, echamos la yema en otro recipiente. Así con todos los huevos que vayamos a emplear en la receta.

    • Batiremos las yemas junto con el azúcar, usando unas varillas para ello, para que se mezclen bien. Añadiremos el resto de ingredientes en el orden habitual, hasta formar la masa para el bizcocho. Únicamente nos faltaría batir las claras de los huevos a punto de nieve, una técnica por la que conseguiremos que las claras nos quedan con una apariencia espumosa. Una vez las tengamos listas, las agregamos con cuidado al resto de la masa, para que no se nos bajen.

    • Es importante verter la masa en el molde sin dejar pasar mucho tiempo desde que acabamos de prepararla, y comenzar a hornearla rápidamente, por eso es siempre mejor tener el horno precalentado, para meter el molde lleno en cuanto acabamos de mezclar los ingredientes.

    • No abrir el horno hasta que el bizcocho no esté casi listo del todo, ya que si lo abrimos demasiado pronto podemos hacer que baje bruscamente la temperatura interior y se nos baje el bizcocho y no recupere el volumen que debería tener.

    • Una vez que esté horneado, apagamos el horno y abrimos la puerta, pero dejamos el molde aún unos minutos en la rejilla, para que la temperatura disminuya lentamente y no de forma brusca.


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